miércoles, 19 de enero de 2011

DIOS ESTARÁ CON NOSOTROS COMO UN PODEROSO GIGANTE.

AÑO 2.011.

DIOS ESTARA CON NOSOTROS.

Jer 20:11  Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante.


Susurrando por los corredores del tiempo suena la voz que los fieles han escuchado una y otra vez.  Hablando todavía en estos tiempos turbulentos, la voz transmite una nota de seguridad y consuelo.  Lo que anuncia es esto: "¡Estoy contigo!" 
Cuando tantas cosas amenazan con diluir nuestra confianza, con robarnos nuestra ecuanimidad, y con romper nuestra calma; cuando la desilusión se apodera de nosotros y el miedo nos envuelve en sus maléficas alas, si escuchamos bien, oiremos a la voz diciendo aún, "¡Estoy contigo!"

Cuando métodos ensayados y probados fallan en traernos los resultados esperados, cuando instituciones que antaño parecían tan seguras ahora generan la desesperanza, cuando se vienen abajo fortalezas que en el pasado parecían impregnables, si escuchamos bien, oiremos a la voz diciendo aún, "¡Estoy contigo!" 

El sonido de esa voz fue suficiente para que Isaac supiera que el temor era conquistable (Gén. 26:24).  Fue adecuada para consolar a Jacob mientras dormía bajo las estrellas (Gén. 28:15).  Fue adecuada para que Jeremías disfrutase la certidumbre de la liberación divina (Jer. 1:8).  Y a sus discípulos - por tanto, a nosotros - Jesús hizo la promesa antes de partir de este mundo: "He aquí, estoy con vosotros, hasta el fin del mundo" (Mt. 28:20).

A veces la misma seguridad nos llega a través de una promesa de acompañamiento futuro, diciendo, "Estaré contigo."  Eso fue suficiente para ayudar a Moisés a dejar de angustiarse (Ex. 3:12).  Fue suficiente para ayudar a Josué a tomar sus primeros pasos como líder (Jos. 1:5).  La promesa nos llena de consuelo cuando recordamos la palabra profética: "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán.  Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti" (Isa. 43:2).

Con el vencimiento del viejo año, escuchemos de nuevo la promesa consoladora, y con ella vayamos adelante, confiados de que el Dios que está con nosotros viene a nuestro encuentro cualesquiera que sean las dificultades que nos esperan en el año venidero.
Que nuestras vidas reflejen la seguridad que hemos recibido de Dios, el cual nos dota de una valentía que es suficientemente fuerte para todos nuestros encuentros en el año venidero.  Y que podamos compartir a Cristo con otros que sean capaces de conquistar todo temor a través del conocimiento liberador del compañerismo divino.
Neville Callam.

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